Por: Jaime Ait
Salamandra, 21 de noviembre de 2015
Tras la apoteosis del concierto de Hamlet, Somas Cure y KatarsicK la semana anterior, llegaba ahora a un concierto que prometía ser increíble por un lado y por otro algo melancólico. Y no porque estuviera dirigiéndome a ver a un grupo de doom metal. Esta vez iba a ver el espectáculo que nos iban a ofrecer KILMARA y DÜNEDAIN en la sala Salamandra 2, L’Hospitalet de Llobregat. Ante todo, había un poco de mala suerte en la elección de la fecha, ya que coincidía con uno de los eventos deportivos que más multitudes arrastran en nuestro país: el partido entre Real Madrid F.C. y el F.C. Barcelona. Por suerte, el partido empezaba a las 18:15 y apertura de puertas estaba prevista a las 21h, como Johnatan de Kilmara nos fue recordando en el evento de Facebook. Tiempo de sobra para que los metaleros futboleros pudieran desplazarse y disfrutar de ambas aficiones sin tener que elegir. Por nuestra parte, vimos el partido en un bar cercano a la sala de conciertos.
Poco antes de las 21 ya estábamos en la puerta de Salamandra 2 y por allí había unas cuantas personas, tanto de público como de medios, ya en la cola, pese al frío que estaba haciendo. Unos minutos después de la hora señalada se abrieron las puertas y fue un alivio poder entrar. Siempre que voy a esta sala hay elementos que me gustan y que me disgustan… me gusta el escenario bajo que eleva la sensación de estar cerca de los músicos y no me gustan las columnas que hay por el medio, ya que restan mucha visibilidad desde según dónde puedas estar.
Con la sala a medio llenar (la asistencia iba aumentando por momentos), Kilmara empezaría su show aproximadamente a las 21:30 en el que, como he comentado antes, se iba a mezclar la buena música con la melancolía de ser el último show con la banda de su cantante Christian ‘Wolf’ tras 13 años como vocalista de la formación y los tres álbumes de estudio de la banda.
Para tal ocasión escogieron un set-list repasando de manera cronológica su discografía y abriendo con ‘October leaves’, seguido de ‘By far too old’ y ‘Don’t step back’ en la parte dedicada a su álbum de debut ‘Hunting dreams’ y épocas más antiguas del quinteto. Debo decir que en esta ocasión, no sé si por ser una celebración especial, Christian sonó excepcional durante todo el show así como el resto de compañeros. John y Kike impecables en las seis cuerdas, Javi en la batería (decorada de Dünedain para la ocasión) marcaba el ritmo y, la más reciente incorporación en la banda, Dídac al bajo con el que bromeaban sobre si ya se habría aprendido las canciones.
‘Wolf’ dijo que necesitaba dejar espacio para lo que iba a suceder a continuación. Comenzó a sonar una sugerente melodía arabesca, inicio de ‘Let sadness be destiny’ y una bailarina de danza del vientre bajó por las escaleras para sorprender a algunos (como ya hicieran en el festival Winds of Rock) con unos sinuosos movimientos al ritmo de la música. La bailarina hizo dos apariciones… o puede que fueran dos bailarinas distintas. Para presentar la siguiente canción, ‘Show me the way’, Wolf bromeó sobre si Kike sería capaz de emular a Roland Grapow en el solo que el germano tocaba para el tema en el disco y con ‘Blindfold’ finalizaban el repaso al genial ‘Don’t fear the wolf’.
A partir de ahora se centrarían en temas de su último disco ‘Love songs and another nightmares’. Con ‘Fantasy’ abrieron el bloque, contando con la colaboración de Gerard Chicote, uno de los vocalistas que están formando parte en el casting de búsqueda del futuro vocalista, dando como resultado uno de los temas más contundentes de todo el show, con la ‘batalla’ de voces entre la voz limpia de Christian y los desgarradores guturales de Gerard. En mi opinión estuvo muy bien y cuando Gerard usó voces menos brutales se entrevió que podría ser una gran opción de futuro.
‘Cold rain’, tema que fue el primer videoclip profesional de la banda y que me gustó mucho en la pre-escucha del disco que la banda ofreció para algunos medios y amigos. Con ‘Alpha’, quizás su canción más gamberra, decidieron invitar todos los músicos (sobretodo bajistas) que habían pasado por la formación demostrando que, pese a todo, Kilmara son una gran familia. La recta final comenzó con ‘The break up’ donde Wolf bromeó sobre los que iban a ser sus excompañeros en unos instantes y finalizó con ‘Time flies’ un tema cantado en 3 idiomas (castellano, inglés y alemán) que, personalmente, me pareció especialmente emotivo como broche final para esta fiesta de Kilmara. ¡Desde Ondas subversivas esperamos y estamos seguros de que sólo es un nuevo comienzo que les augurará nuevos éxitos!
Tras el habitual ajetreo en el escenario desmontando y montando elementos, en el que hubo un momento que alguien golpeó con un pie de micro la pedalera de Mariano, desmontándola y generando un evidente cabreo en el guitarrista rítmico de los de Ávila. Por suerte esto fue un espejismo, ya que recuperó su humor ante el entregado público que quería escuchar a Dünedain.
Huelga decir que era la presentación en la ciudad condal del que, desde hace unos meses, es el vocalista principal de la formación: Carlos ‘Nano’ Sanz. Mucha gente puso el grito en el cielo al ver que Tony delegaría la voz en otra persona, pero cuando se desveló quién iba a ser, yo ya sabía que era una decisión acertada y que cuando lo oyeran iba a cerrar muchas bocas (o a abrirlas de asombro). No en vano ya lo conocía de su etapa en MelQart y en Iron what?
En definitiva, es agradable ver cómo los conciertos de bandas nacionales van llenando salas y la escena va recuperándose de los espantosos vacíos que se estaban viendo unos meses atrás y esperamos que siga siendo así!
Texto y fotos: Jaime Ait
No hay comentarios:
Publicar un comentario