Por: Jaime Ait
Frozen Shield, Karlahan, Döria y Ópera Magna.
12 de diciembre de 2015. Sala Mama Mandawa, Cerdanyola del V.
Gran noche de metal que se nos ofrecía en la vallesana ciudad. Ni más ni menos que 4 bandas de metal que, estilísticamente hablando, podrian agruparse de dos en dos. Frozen Shield y Karlahan se encargaron de la parte más cruda de la noche, con su Viking metal y Death melódico, y Döria y Opera Magna en la tesitura más heavy/powermetalera. Un show que iba a ser largo y que empezaba a unas intempestivas 11 de la noche.
Tras la apertura de puertas y con un frío notable en la calle ya se oían desde fuera los primeros acordes que señalaban el inicio del concierto de los vikingos Frozen Shield. Me habían entrado muchas ganas de conocer la propuesta de este combo folkmetalero y ya su puesta en escena, pese a lo reducido del escenario, un escudo vikingo (hecho a mano por David Guàrdia) presidía el escenario y los componentes de la banda iban, modestamente pero de manera efectiva, caracterizados como nórdicos bárbaros dispuestos a la batalla!
Son una joven banda de Barcelona y me parece que tienen una proyección estupenda para el futuro y lo que pudimos escuchar en directo así lo corroboró. Siete temas en un show que duró alrededor de 40 minutos que se hicieron, al menos para un servidor, cortísimos. Defendieron su EP ‘Defeaning woods’, editado en verano del año anterior, con temas como la impresionante ‘Harvest of deceit’, la apisonadora ‘Green Beards’ o la más sinfónica ‘Path to oblivion’. Su vocalista, Xavi, todo un frontman vikingo llevaba el peso escénico del concierto, con una capa de pieles, su cuerno cervecero… y una gran actitud que supo conectar con el público asistente.
La banda ha agregado nuevos componentes últimamente, a la batería (Arnau Salto, que tras varios meses como músico de directos, ha pasado a formar parte de manera oficial) y al bajo. En dos canciones, subió al escenario Andrea, que actualmente ya no toca con la banda al vivir en Escocia, pero al estar aquí unos días fue invitada a que tocara. Por supuesto, la ‘sorpresa’ de la noche fue la interpretación de una versión de un tema que fue un hit del verano: ‘Bailando’, de Enrique Iglesias, en una versión muy vikinga!
En definitiva, Frozen Shield son una banda a seguir muy de cerca y espero que sigan subiendo escalones hasta alcanzar el reconocimiento que bien merecen.
Seguidamente saltaron al escenario Karlahan que, para mí, eran los más desconocidos. Un grupo de death progresivo y sinfónico para el que, de nuevo, el escenario se quedaba enano y que especialmente a los baterías, dejaba encajonados y casi siempre ocultos por la máquina de humo que incesantemente ‘vomitaba’ sobre ellos.
Venían a presentar su nuevo disco y primer LP, titulado ‘Exile’, y sólo tocaron temas de este, obviando temas de sus anteriores EP’s. La banda lleva en activo desde 2006 y tienen dos EP’s y un single en su haber, aparte del mencionado disco.
En directo, su sonido es muy cuidado y, sobretodo, rico en matices y orquestaciones (que llevaban sampleadas al no contar actualmente con un teclista en sus filas) y tres guitarristas en el escenario: dos eléctricas y una acústica. Destaco la capacidad de trasladar la complejidad musical que destilan sus discos a un escenario de una manera sublime y que no desluce en nada su buen hacer. Ibán impecable a la voz y conectando con el público que creo que iban más preparados para ver a Opera Magna y Döria, pero que supieron disfrutar de la propuesta de los catalanes.
En un concierto de duración muy similar al de Frozen Shield, desgranaron 7 canciones como ‘The lighthouse keeper’, ‘By smoke difussed’ o ‘Enhancement though change’ donde dejan con ganas de conocer más el trabajo de Karlahan.
Era el turno de Döria, segunda vez que actuaban en Mama Mandawa y, en general, esta vez tuvieron mejor sonido que la otra vez, aunque algún problema con las pantallas volvía a haber, en particular la de Juan, que luego me comentó que no se escuchaba nada.
Tras la preparación del escenario, las luces bajaron y se veía a Martí, Juan, Lluis y Víctor mirando hacia Pep, en la batería, de espaldas al público generando un poco de dramatismo. Comenzaron los acordes de ‘Aún recuerdo’, tema que se ha convertido en la apertura perfecta.
Cada concierto que pasa, se muestran más conjuntados en el sonido (tras la entrada de Juan como guitarrista) y eso se palpa en las actuaciones. Van sonando los temas, ‘Bajo la nieve’, ‘Despierta’ y la actitud de la banda era de sobresaliente y eso se notaba en el público, entregado y cantando los temas con pasión. El siguiente tema, ‘Desdibujando sueños’ es uno de mis favoritos y uno de los mejores de su segundo disco ‘Golpea otra vez’.
Se nota que disfrutan en el escenario. Víctor con una sonrisa tocando su guitarra era una muestra de ello. Lluis, en las cuatro cuerdas junto con Pep, a la batería, marcan el ritmo de una manera espectacular y Martí, espléndido con las cuerdas vocales perfectamente afinadas.
Tras ‘La soga’, el tema más contundente y agresivo de su discografía, era el momento del estreno en ‘casa’ del tema que ya se pudo oír en el Leyendas del Rock: ‘Qué más da’, en el que se pudo ver la labor como corista de Juan, que seguro que se muere de ganas de añadir más temas de su próximo disco al repertorio.
‘Pensavientos’ y ‘Caperucita feroz’ (alguien de entre el público venía bien preparado y llevaba una máscara de lobo que se puso en los primeros acordes de esta última), de su primer disco, ponían final a un concierto que, una vez más, se hizo bien corto… así que el público empezó a pedir otra al unísono… y fueron premiados con ‘Hail and kill’ de los norteamericanos Manowar, un tema muy complicado sobre todo para la voz y que tocan llevándola a su terreno, de una manera impresionante.
Eran ya las dos de la madrugada, y saltaron al escenario los valencianos Opera Magna para presentar en la ciudad su proyecto ‘Del amor y otros demonios, acto I’.
Tras una introducción instrumental, empezaron el show con ‘Por un corazón de piedra’ para darnos un recital de, parafraseando a su cantante Jose V. Broseta, auténtico power metal. Rápido y contundente. Y es que los de Valencia ya llevan unos años de carrera y a cada disco que sacan se consagran un poco más.
‘La herida’ es el primer tema que tocaron de ese primer acto y fue una demostración de técnica depurada. Adrià, en la batería, era una máquina con el doble bombo marcando un ritmo endiablado. También sonaron ‘Oscuro amanecer’ o ‘Después de ti’ y Francisco Javier, en la guitarra y a la derecha del escenario, movía los dedos por su guitarra levantando expectación entre un grupo de fans que se arrimaban al escenario cada vez que lanzaba un solo.
Prácticamente sin tiempo entre tema y tema, iban pasando los minutos tan rápido como su música. De su anterior disco ‘Poe’, pudimos escuchar ‘Edgar Allan Poe’, ‘Un sueño en un sueño’ o la preciosista balada ‘El retrato oval’.
Casi oculto, atrás a la derecha, se situaba en las teclas Rubén Casas dotando al sonido de Opera Magna de su grandilocuencia característica… y es que el conjunto sonaba de lujo! Y Alejandro Penella, en el bajo era pura expresividad y Enrique Mompó, en la otra guitarra todo un crack!
Así pues, en resumen, fue una gran noche de heavy metal con cuatro grupos que desplegaron sus temas de manera magistral. La única pega la he dejado para el final y es que pese a que hubo bastante gente entregada al máximo, quizás quedaba un poco apartado y sin buena comunicación en transporte público, unido a lo tarde que comenzaba, hace difícil que se pueda llenar la sala. Aun así, lo dicho, una noche para disfrutar que fue disfrutada!
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